Desde abril de 2025, quienes quieran presentar una demanda civil o mercantil tienen una nueva obligación: intentar negociar antes de acudir al juzgado. Esta reforma supone un cambio profundo en la forma de resolver conflictos, ya que hasta ahora era habitual recurrir directamente a los tribunales.
El objetivo de la medida es claro: reducir la saturación de los juzgados, ahorrar tiempo y dinero a los ciudadanos y fomentar una cultura del diálogo frente al enfrentamiento. En la práctica, esto significa que antes de iniciar un pleito tendrás que demostrar que intentaste llegar a un acuerdo con la otra parte.
Del litigio al diálogo: ¿qué implica esta obligación?
La nueva ley habla de “medios adecuados de solución de controversias”. Con este término se engloban diferentes fórmulas de negociación que permiten resolver el conflicto sin llegar a juicio.
Para presentar una demanda ahora será necesario aportar pruebas de que has intentado utilizar alguno de estos medios. Si no lo haces, el juez puede rechazar tu demanda o tenerlo en cuenta a la hora de imponer las costas del proceso.
Esto no significa que siempre se logre un acuerdo, pero sí que se debe dar el paso previo de intentar negociar antes de acudir a los tribunales.
¿Cuándo es obligatorio negociar antes de demandar?
La obligación se aplica en la mayoría de los asuntos civiles y mercantiles. Algunos ejemplos son:
- Reclamaciones de deudas entre particulares o empresas.
- Conflictos hereditarios por el reparto de bienes.
- Disputas societarias entre socios de una empresa.
- Separaciones y divorcios, incluidos aspectos como custodia de mascotas o reparto de patrimonio.
Por el contrario, hay materias excluidas en las que no es necesario negociar previamente:
- Procesos penales, por ejemplo, un robo o una estafa que siempre requieren la intervención del juez y del fiscal.
- Procedimientos laborales, por ejemplo, una reclamación por despido o por salarios impagados que tiene su propia vía judicial.
- Concursos de acreedores, como ocurre cuando una empresa entra en insolvencia y se abre un procedimiento concursal regulado de forma específica.
- Casos de violencia de género, por ejemplo, denuncias por agresiones o amenazas dentro de la pareja, que se tramitan siempre en juzgados especializados.
- Procedimientos relacionados con filiación o tutela, como el reconocimiento de la paternidad o la designación de un tutor legal para un menor.
- Acciones de defensa de derechos fundamentales, por ejemplo, un recurso por vulneración de la libertad de expresión o del derecho a la intimidad.
- Medidas cautelares urgentes, como una orden de alejamiento inmediata o el embargo preventivo de bienes que no admite demora.
Medios para negociar antes del juicio
La ley permite distintas fórmulas para intentar resolver el conflicto. Algunas de las más habituales son:
- Negociación directa entre las partes o sus abogados. Muchas veces, un simple intercambio de propuestas puede evitar un largo proceso judicial.
- Mediación, en la que un mediador neutral ayuda a las partes a acercar posiciones.
- Conciliación, que puede realizarse en sede judicial o incluso ante notario, dejando constancia formal del intento de acuerdo.
- Oferta vinculante confidencial, un documento en el que una parte plantea una solución bajo reserva de confidencialidad.
- Informe de un experto independiente, útil en casos técnicos como disputas sobre valoraciones económicas.
- Derecho colaborativo, en el que los abogados de ambas partes trabajan juntos para encontrar la mejor solución posible.
¿Cómo se acredita que intentaste negociar?
Para que el intento de negociación tenga validez, debe quedar constancia por escrito. Algunos ejemplos de documentos que puedes aportar son:
- Un burofax enviado a la otra parte con una propuesta de acuerdo.
- Un acta notarial en la que conste la convocatoria a negociar.
- Un certificado emitido por un mediador o conciliador indicando que se intentó la mediación sin éxito.
Además, la ley fija unos plazos a tener en cuenta:
- Si la otra parte no responde a tu propuesta, deberás esperar 30 días antes de poder presentar la demanda.
- Si el intento de negociación fracasa, tendrás un plazo máximo de un año para presentar la demanda. Si dejas pasar ese tiempo, deberás volver a iniciar el proceso de negociación.
Ventajas de llegar a un acuerdo antes del juicio
Como es lógico, negociar tiene beneficios evidentes para ambas partes:
- Ahorro de tiempo: un acuerdo puede cerrarse en semanas, mientras que un juicio puede alargarse durante varios meses e incluso años.
- Reducción de costes: menos gastos en abogados, procuradores y tasas judiciales.
- Menor desgaste emocional: el enfrentamiento en los tribunales puede ser duro, especialmente en casos familiares.
- Mayor control sobre el resultado: las partes pueden diseñar soluciones más flexibles que las que dictaría un juez.
- Impacto en las costas judiciales: si demuestras que intentaste negociar, tendrás más opciones de evitar pagar las costas si pierdes el juicio.
¿Qué pasa si no hay acuerdo?
Si a pesar de los intentos no se logra un acuerdo, la ley permite presentar la demanda. Lo importante es acreditar que lo intentaste. En ese caso, el procedimiento judicial continuará de forma habitual.
Además, es posible llegar a acuerdos incluso el mismo día del juicio, en la puerta del juzgado. Estos acuerdos son válidos y pueden homologarse judicialmente, poniendo fin al pleito en ese mismo momento.
La actitud de las partes durante el proceso de negociación puede ser valorada por el juez a la hora de decidir sobre las costas, lo que añade un incentivo para intentar dialogar de buena fe.
Respondemos a preguntas frecuentes
Como muchas personas no tienen la paciencia o el tiempo para leer el artículo completo, aquí te resolvemos de manera concisa algunas de las cuestiones que hemos abordado.
Depende de cada caso. Un acuerdo es más rápido y barato, pero si la otra parte no ofrece una solución justa, el juicio puede ser necesario.
Sí, como hemos explicado a lo largo de este artículo ahora es obligatorio intentarlo. Puedes negociar directamente, acudir a mediación o utilizar otros medios reconocidos.
Sí, es posible alcanzar un acuerdo incluso en la puerta del juzgado. El juez puede homologarlo y dar por terminado el proceso.
En procedimientos penales es habitual negociar con la Fiscalía, especialmente en conformidades. En civiles o mercantiles se habla con la parte contraria y sus abogados.
Siempre que quieras iniciar un procedimiento civil o mercantil, salvo en los supuestos excluidos por la ley.
Porque evita costes, reduce el tiempo del conflicto y permite soluciones más adaptadas a las necesidades de ambas partes.
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La nueva obligación de negociar antes de ir a juicio cambia la forma en que entendemos la justicia. No se trata solo de un trámite: es una oportunidad real para resolver conflictos de manera más ágil y menos costosa.
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